Para mi ser educador social no es solo un título, es una forma de vida, yo no quiero ser educadora social para decir lo soy y punto, yo quiero serlo porque quiero ayudar. Un educador social tiene que tener claro por qué lo es, o por qué se está preparando para serlo.
Os voy a contar por qué he elegido ser educadora social, desde pequeña he sido una persona que se dejaba influir por lo que le pasaba a los demás y me sentía bastante mal cuando algo malo le ocurría a cualquier persona de mi entorno y a medida que fui creciendo veía que esos problemas eran mínimos comparados con la violencia que se da en alguna escuelas, con las personas que pasan hambre o con muchas más cosas que poco a poco fui viendo que tenían mayor importancia. Pero el grado de educación social no estaba entre mis planes, yo era una soñadora que quería ser astronauta. Más adelante cambié, quería ser militar o guardia civil, las dos me valían, yo quería ser algo relacionado con ayudar a los demás, pero mi estatura no era suficiente, entonces, ¿qué puedo hacer para ayudar a los demás y que mis medidas no influyan? EDUCACIÓN SOCIAL.
Me decidí por esta carrera por el mero hecho de que un educador social ayuda en todo lo que a mi me entristecía de pequeña y hoy en día lo sigue haciendo: lucha porque todos tengamos las mismas condiciones de vida, lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, pero sobre todo cree en las personas, al menos yo, confío en el ser humano, en que algún día todos tengamos las mismas posibilidades, en crear conciencia para conseguir que los más desfavorecidos tengan un hogar, algo para comer y una educación, en que todos tengamos una vida de la que poder disfrutar...
Por todo esto, a día de hoy, estoy preparándome para ser educadora social y espero que una de las que dejan huella, o al menos intentaré cambiar las injusticias que se dan en el mundo, entre todos podemos conseguirlo.
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